Casi todos los años ha sido el mes de Marzo el elegido para ir de casa a la Playa. En nuestra tierra el Invierno es laaaargo y “durito”. Las noches son de –4º o de –8º y alguna otra un poco extravagante, se pone en –11º. De día el sol suele ser una pincelada de yema de huevo en un un blanco y seco lienzo rugoso, con lo que imaginen lo que tiñe y calienta.
Pues éste 2012 ya estábamos cansados de mucho frío y exceso de calefacción y, los primeros días que el sol pareció darle temperatura a la piel, y el vientecito del norte ya no se paseaba entre nosotros, dijimos: Vámonos a la Playa. ¿pero si es 24 de Febrero???. Nada nada, a la playa, marchemos a Alicante. Dicho y hecho.
El destino resultó Benidorm, lugar de culto hoy para las generaciones de elevada edad, por sus precios invernales, bien encogidos. Pero de culto también para varias generaciones de jóvenes que ya a mediados de los 70 llenaban las playas, las discotecas y muchos locales de Benidorm. Los tiempos han ido cambiando y precisamente las generaciones aquellas se reencuentran en Benidorm 40 años después!! Lo que son las cosas. Lo cierto y verdad es que tiene un microclima estupendo manteniendo unas temperaturas durante todo el año dignas de muchas latitudes un poco más evidentes, calorificamente hablando. Y desde luego tiene la mayor parte del tiempo el cartel de “Completo”.
Como sobre gustos no hay nada escrito, no atenderemos a la gente que menosprecia a Benidorm, un “éxito” en el turismo de sol y playa en España. Y a los que nos les guste, basta con que no vayan, no es necesario nada más. Y a los que se encuentren a gusto, pues que les dejen tranquilos allí disfrutando de Benidorm.
El día 2 de Febrero se me ocurrió fotografiar un episodio ocurrido en una instalación de nuestra tierra. Una rotura en una tubería dejó expedito el paso al agua que salió al exterior a raudales, sin ir excesivamente largo en su viaje pues el viento Siberiano que éste invierno nos ha surcado algunos días, fue dibujando caprichos en los líquidos que encontraba a su paso.
Lo traemos aquí para que se viese con 22 días de diferencia y de los 750 metros de altitud a la orilla del mar, las ostensibles diferencias en las imágenes, no por eso de menor belleza.
¡Que no se les hielen los pensamientos!! bastante congelados nos tienen con la crisis, las reformas y las contrarreformas, que parecen los tiempos de Lutero y no por lo religioso, sino por los grises que se están volviendo.