Ya lo hice en otro post que escribí con motivo de mi primer “enfrentamiento” con un Pelio, que no era un guerrero Romano, era un vino de La Torre de Utiel. Dije que bien hubiese podido ser un nombre Romano, pero no, era el nombre nacido de la mezcla de dos de ellos. Si no recuerdo mal, Pedro y Virgilio, aunque cierta raíz había en el de Virgilio y lo que nosotros decíamos, muy peregrina, muy peregrina pero ahí está.
Para muestra les traemos hasta aquí estos “praenomina” de Roma, les sustituyen la u final por una o y verán que si “distraemos” Pelio en ellos, podría haber pasado por uno más.
Aulus, Appius, Gaius / Caius, Gnaeus, Decimus, Kaeso, -onis, Lucius, Marcus, Manius, Mamercus, Numerius, Publius, Quintus, Spurius, Servius, Sextus, Titus, Tiberius
No tenemos ningún interés en que sea o no sea Romano, ni el vino, ni el propietario ni el nombre, es la reminiscencia del primer golpe de vista lo que de verdad nos llamó la atención.
¡ Y por supuesto, por supuesto el contenido…!!!
Foto: JA_2014 |
Con él cruzamos el charco del Mare Nostrum y nos lo trajimos hasta Palma de Mallorca, para ver si era capaz de viajar adecuadamente y luego dar lo mejor de sí.
No vamos a extendernos mucho en los adjetivos calificativos en torno al vino, sobre todo porque yo he declarado muchas veces que la liturgia de la que hemos rodeado al vino ha espantando a mucha gente de él. “Meter al vino en las catedrales” le ha apartado de la plaza pública, y es en esta última donde está la mayor parte de la gente.
Pero claro en la creación del lenguaje “vehicular” litúrgico del vino se han subido muchos para pasear en coche y a poder ser gratis. Y el nacimiento y crecimiento de prescriptores, críticos, especialistas, periodistas del vino, y un largo etc ha sido inversamente proporcional al descenso del consumo del producto.
Lo mismo son cosas mías, pero en los años que me he movido en el mundo del vino he visto muchas cosas, tantas, que podría escribir una enciclopedia, que desde luego de momento prefiero no hacerlo, porque iba a dar mucha, mucha “caña”.
Pelios ensamblaje de tres variedades es un vino distinto. Un vino en estado puro, que puede ser agreste, pero honesto, valiente, con un estilo muy elevado y con un conjunto de cosas en su interior que puede resultar un cofre lleno de tesoros. Sobre todo en la boca que muestra una cualidad que tienen solo los vinos grandes: Te está pidiendo que lo bebas a cada momento…puede parecer una afirmación baladí… no lo crean, es el fundamento del vino que presta, se muestra a los demás sin vergüenza, con descaro y cierta arrogancia, te está retando a que lo tomes y tú lo haces. El principio del éxito de un vino.
Foto: JA_2014 |
Vamos a seguirle la pista a Pelios y a Pelio. En el Territorio Bobal, esto no suele ocurrir a menudo. Un vino nuevo, de la mano de unos nuevos bodegueros o sin saberlo nosotros aún a ciencia cierta, lo que quieran ser. Y de ese ejemplo podrían “beber” muchos. Es el único camino para dar ejemplo, crear marca, prestigio y poner algunas “Picas en Flandes”.
Lo que seguimos haciendo en la línea de siempre es mantenernos, sobrevivir, ir a la búsqueda de una cosecha mayor que la del año anterior, pero no queremos que nuestros vinos “den un manotazo” en las estanterías tirando en el suelo a los otros, con la calidad por supuesto. Eso sólo se hace con un supuesto nombre romano en nuestras etiquetas y no son “legión”, elemento clave para una neta conquista.
Enhorabuena Pelios!!!