Durante varios años hemos tenido la costumbre y posibilidad de “atrapar” las vacaciones a partir de mediados de Julio. Es decir del 15 del citado.
Durante años también hemos observado que el albaricoquero que teníamos pegado a las paredes de la casa empezaba a querer madurar precisamente cuando nos marchábamos de vacaciones. De modo y manera que tenía que decirle a una amiga y vecina: “Por Díos entra y coge los albaricoques que cuando vengamos dentro de 10 días están en el suelo y comidos por los pájaros”.
Todo esto lo escribo conscientemente ahora que he meditado sobre ello, pero en el día a día estos años pasados me resultaba un inconsciente y una costumbre.
Hace unos días oí decir a un viticultor: “temprano vamos a vendimiar este año”. Me sonó a esas afirmaciones de tipo rutinario que se hacen en los bares y cafeterías por parte de amigos o compañeros de oficio. No le presté atención pero, me quedó ahí en el “sonajero” de mi cabeza.
Un par de días antes de San Juan observé que se habían caído varios albaricoques al suelo. Tenía tantos este año, que pensé que era una acción de autoaclareo que efectúa el árbol al ir engordando sus frutos.
Al día siguiente había más frutos en el suelo. Así al día siguiente y ya no dejaron de caer. Estamos a 27 y la mitad o más de los redondos y dulces albaricoques han hecho su deseado salto de aprendiz de paracaidista sin que se les abriese la seda del mismo.
Esto a bote pronto, son al menos 3 semanas de adelanto con años anteriores. Claro que el calor también es mucho más fuerte, de más grados y casi todo el mes de Junio. Algo raro en nuestra tierra, pero raro, como una bandera de España en una rotonda de un pueblo de Cataluña.
No me extrañaría que el viticultor de la frase audaz, vaya a tener razón y la vendimia nos ponga en Agosto los pelos de punta… El desarrollo de la vegetación de la vid y sus frutos para ser Junio son asombrosos…
Veremos cuando pintan las uvas este 2017, que toda la vida o casi toda han pintado para la Virgen de Agosto. No sea que este año la Virgen las vea en su día moradas como la bandera de Utiel o la de los comuneros de Castilla, que no se lleva un un número en la escala de Pantone.
Tiempos raros donde los haya, cambiantes, complicados e inciertos que nos hacen estar muy descolocados a los que ya con unos cuantos decenios encima, poseemos por eso precisamente, algo de información en nuestras bases de datos de nuestra vida que ahora no terminan de servir, al hacer la comparación con lo que vemos cada día.