Ha sido un sábado muy curioso. Fui durante la mañana del sábado 11 de Mayo tres o cuatro veces ente dos poblaciones. Mientras iba y venía vi un par de tractores arando entre las bien dibujadas hileras de vides, cada uno en su parcela. Me dije que me iría bien hacer unas cuantas fotografías de la labor. La tierra estaba muy húmeda en su interior de las lluvias de estos días pasados, y al voltearlas con los arados, daba un tono rojo de arcilla de alfarero que contrastaba muy bien y muy agradablemente con el recién verde de los brotes, aún discreto, elevándose hacia el cielo desde los retorcidos brazos leñosos de las cepas.
Mi prisa me hizo dejar para la vuelta en cada viaje la foto que quería tomar. No debía de recordar bien que los tractores van a una velocidad respetable. Tanto es así que al regreso y sin las prisas iniciales, encontré las parcelas labradas, limpias de malas hierbas y con un color en el suelo arrebatador, pero sin las máquinas.
Me perdí las labores pero encontré otras imágenes. Una mariquita que quería salir en facebook, porque voy a sacarla, ya que estaba coqueta y madrugadora para subir y bajar por esos primeros brotes. Andaba y desandaba las uvas de Bobal sin fijarse en ellas. Buscaba comida como buena depredadora de pulgones que es. Imagino que “cuando no hay pan buenas son tortas” ya que el pulgón no es precisamente una plaga que abunde en las vides, así que, cualquier otra cosa “distraería”, o había hecho del Bobal su lugar de asueto entre tanto se trasladaba de un lugar a otro.
Buscando otra imagen que era un mix de cereal y viñedo llegué a los taludes del AVE. Autenticas “guarderías” de conejos donde las haya. Dicen los propietarios de viñedos que la plaga de conejos es insoportable. Se comen los brotes de los viñedos una y otra vez. Dicen los cazadores responsables de los Cotos que no hay conejos, ni caza que matar. Y los políticos de la Administración cuando los propietarios van a hacerles partícipes de sus desgracias por el daño de los conejos también les dicen que no es para tanto.
Yo sólo he tomado unas fotos. Al menos que sirva de testigo. En cada una de ellas salen entre 8 y 10 ejemplares. Lo que realmente es sorprendente es la desvergüenza, y arrojo de los conejos, animales asustadizos donde los haya, que se quedan ante la cámara sin importarles un pepino, si del negro circulo del objetivo sale un infrarrojo o unas bolas de plomo del calibre 12. !Vivir para ver!!