Llegó, con trompetas y tambores como la traían los Cónsules Romanos en sus desfiles triunfales. Una cosa ha quedado clara, 27 países alrededor de una mesa para acometer la reforma, en este caso del vino, -pero si hubiese sido otra, era igual-, es algo muy, pero que muy complicadito.
No sé que clase de Europa estamos haciendo. Existe, en lo que parece el más avanzado de los modelos, la UE, un déficit democrático que asusta. Tenemos sentados en el Europarlamento a unos 600 representantes elegidos democráticamente a través de elecciones super anunciadas, super publicitadas, con bombo y platillo, en fin ya se entiende, con todo el gasto que haga falta, y después de hacerles pronunciarse al menos dos veces ante la reforma de la OCM del vino, y seguir los mecanismos adecuados: estudio en Comisión, presentación de enmiendas, con apertura pública a las mismas, aprobación de propuesta y Pleno para tomar el Acuerdo que proceda, pues nada, los señores y señoras de la Comisión se la pasan por los "bajos del bastidor".
Te queda una cara de tonto, que no sabes ni siquiera si estás en este mundo o en uno de esos figurativos de los videojuegos, en los que la salida resulta muy, pero que muy complicada.
Aquí ha venido a pasar algo, que transita por el mundo con toda la gracia y la desenvoltura necesaria. El poderoso o los poderosos tiran "palante" por muchos obstáculos que hayan en el camino y los demás, si puedes coges rueda, si no, te quedas y te encomiendas a la "macarena", que por lo menos estuvo de moda y la conoce todo el mundo.
Los pilares de la Reforma de la OCM, por mucho que quieran hacernos comulgar con ruedas de molino eran:
La eliminación de ayudas y subvenciones, sobre todo a los países del Sur. La eliminación de la Chaptalización a los del Norte. Un arranque de viñedos de 400.000, como plan de choque radical para "rebajar" excedentes y "reducir" población y al tiempo producción y, la famosa liberalización, que últimamente lo impregna todo hasta volverlo casi viscoso, medida que iba destinada a "desembarazarse" de una vez de un sector, el del vino. ¡Menuda tranquilidad le hubiese quedado a la UE!, un sector tan vivo, tan importante, tan regulado, tan influyente, tan "impertinente", para ellos claro. De un plumazo fuera. "Pero hombre se han dicho muchos burócratas de medio pelo. << No había viñedos en Australia, en Nueva Zelanda, En Chile, (residuales), en California, (igual) y alguno más, empiezan a plantar y a vender y nos sacan a los europeos del mercado, y estos agricultores nuestros, siempre llorando, que se apañen que ya son mayores, y en realidad quedan cuatro, vamos que ni votos>>. Si no son esas palabras, deben de ser parecidas, pero el objetivo no se desvía en una diana ni 3 centímetros.
Pero hete tú que, Alemania y 20 países más se plantan y dicen:
<<Sra. Fischer, rubia danesa, que nosotros seguiremos añadiendo azúcar al vino, pues es nuestra tradición, y no nos sobra "niente", haga vd. el favor de mirar hacia otro lado>>, y la Sra. Boel a mirar al Sur, a la luz, al mediodía. A pesar de todos los esfuerzos que muchas personas, no pocas, han realizado, y en escalones inferiores, no ha existido una posición común de España, Francia, Italia y Portugal, sin citar a Grecia o algún otro Mediterráneo. Las particularidades de cada uno han debilitado la posición unitaria, Ésta última no ha existido, porque por muchos motivos no puede darse, la posición de Alemania y 20 detrás bien firmes, sin fisuras, eso es impensable en los demás, pero lo cierto y verdad es que han retocado la OCM en partes y partecillas para que viese la luz. No estaban dispuestos los portugueses a dejar de marcarse el tanto de que se aprobase en su presidencia, máxime dándose la circunstancia de que el propio presidente de la Comisión, procede del mismo país tan vecino y querido para nosotros.
Menudo sapo hubiese resultado para muchos que si no se hubiese aprobado, ahora, haber retrasado para la presidencia francesa, con "mesie" Sarkozy, haciendo de las suyas. Lo mismo de Presidente de la República, que de Casanova, que de Llanero Solitario, que... no habrá que esperar mucho para verle otros variopintos papeles interpretados.
La liberalización, era el desmantelamiento de la viticultura Europea, así sin más, el desmantelamiento, y la entrega a las empresas del futuro del vino europeo, sin agricultores, sin pequeñas bodegas, sin poblaciones rurales, sin tejido social fijado al agro, sin nada, para qué, los empresarios están convencidos que: las ganancias por encima de todo lo demás, si no hay dinero no hay nada.
Justo lo diametralmente opuesto a nuestra concepción de la viña y el vino: La vida es la viña y el vino. Al menos hasta ahora, puesto que el plazo que nos dado, 2018, durante el cual permaneceremos en el "corredor de la muerte" manteniendo una feroz lucha legal para que nos saquen de él está ahí mismo. No bajemos la guardia.
JA