“Una sola máquina en ocho horas puede llegar a recoger entre 60.000 y 70.000 kilos de uva con una disminución de costes de entre un 5 y un 10%”
El párrafo anterior es el arranque que Javier Sánchez Migallón Royo utiliza en su estupendo, directo y “cercano” Correo del Vino, nº 3270 de 23 de Septiembre, para su artículo de cabecera titulado: La vendimia mecanizada, más rendimiento y calidad con un coste menor.
El campo, bueno la viña ya no es lo que era. Solían decir en los años 80 los agricultores cuando salían al viñedo a hacer su jornada de trabajo en la época de poda por ejemplo: “hay que ver, te da algo en el campo y no te socorre ni la Macarena” por aquello de que no veían ni un alma a su alrededor durante toda la jornada. Muy distinto era durante los años 60 en los que había una mayor población dedicada a la labores del campo, unidas al uso en boga de la tracción animal, más lenta, y más extendida y menos productiva, era corriente que se juntasen varios linderos a realizar labores agrícolas, sumado al hecho de que la jornada era de todo el día con “comida” incluida en el propio campo. La colaboración y la relación entre ellos era fundamental para llevar de mejor modo las duras y sacrificadas labores que se daban en aquellos años.
El discurrir del siglo XX hasta su “defunción” como siglo en vigor, produjo cambios de indudable valor socioeconómico y desde luego estético, pero no de menor importancia en lo ecológico y en el campo de las relaciones humanas.
Esta misma mañana hemos salido a hacer una sesión fotográfica dado el auge de la vendimia en un 25 de “Vendimiario”, primer mes del calendario republicano francés. Buscábamos una cuadrilla de vendimiadores a los que pedir permiso para poder hacer una sesión fotográfica desenfadada, sin que alterasen sus labores en el trabajo, buscando con ello la mayor naturalidad en las imágenes de sus actos. Después de recorrer unos 45 kilómetros en un territorio como el de Utiel-Requena que encadena sus parcelas de viñedo casi dándose la mano, ya es recorrer, hemos podido ver varios tractores a los que depositaban uvas UNA o DOS personas máximo!!!! y eso que era Domingo. Día en el que los llamados “domingueros” también en el medio rural, aprovechan su asueto urbanita para ayudar a la familia o recoger las dos viñitas que recibieron en herencia. Un completo desierto durante esos 40 ó 50 kilómetros, en los que generalmente los viñedos atravesados estaban casi todos ellos ya, sin uvas. Las visitas de los funcionarios, el vuelo de los helicópteros con su estruendo, el cambio en la transformación del viñedo y su recogida y la RUINA de bajos precios de los últimos años, han hecho que nuestros campos sean visitados de tarde en tarde, de muy tarde en tarde por las gentes de nuestros pueblos que han “derivado” sus quehaceres hacia otros modelos de negocio y servicios para poder llegar a los 30 ó 32 de mes.
En la lejanía mirando al horizonte se observaban tractores de “alzadas” elevada, que son los que transportan las uvas que “los dromedarios” del viñedo batean y batean sin parar hilera tras hilera hasta dejar sin los morados o dorados frutos, las tan de moda egipcíacas vides actuales.
Colocadas éstas de perfil como las figuras de un jeroglífico egipcio, esperan que esos altos dromedarios les “ahorcajen” entre sus altas patas y tras su paso dejen caer uno por uno los granos que tan jugoso y preciado caldo han de ofrecer al “morir”
En Utiel-Requena ya hemos bajado de la cifra de 40.000 has de viñedo. Debemos estar por las 36.00o y de ellas al menos casi un tercio son “jeroglíficos egipcios”. Les visitan los Dromedarios y les dejan “cacareando y sin plumas” tras su paso. Es muy probable que el 40% al menos del volumen de la cosecha sea recogida por las maquinas, atendiendo a la porción de un 33% de viñedos que las producen si cabe, por su juventud y mayor densidad por ha. . Unos 84 millones de kilos de uva.Total unos 13 días para las Máquinas que pululan por la Comarca, tomando como base el índice de recolección que da el Correo del Vino.
Pudimos finalmente por suerte encontrar una familia de TRES personas, matrimonio y padre de la esposa haciendo su propia vendimia. Eran de las Cuevas de Utiel y amablemente accedieron a dejarse fotografiar. Relatando además la coincidencia de que el año anterior durante el época de la poda le habían fotografiado de un laboratorio farmacéutico para el catálogo de un medicamento adecuado para los huesos!!! Le dije si había pensado cambiar los duros rayos de sol por los focos de un estudio como modelo. Se echó a reír mientras masticaba unos granos de uva.