Tras entrar por el Cantábrico como hacen siempre las borrascas de importancia y dejarse a jirones sus humedades mientras golpean en las costas de Galicia, se arrastran y empapan las largas, y extensas tierras de Castilla y León, y terminan de sacudir las últimas gotas en la meseta Central y los aledaños hacia Cuenca, llegando a nuestro Territorio Bobal, tan secas, tan estreñidas y tan cansadas que como mucho nos dejan vientos de poniente que hacen burla, fríos mesetarios que destemplan y, poco más.
Hemos de mirar siempre al viento canalla de Levante, que llamamos en el interior Solano, húmedo y traicionero para los riñones de los humanos que parece encogerlos, y secar las vertebras de la columna y dejarlas sin “juego”, incrementando un porrón las artritis y las artrosis… pero mira!!, trae aguas muchas veces, las que nos suelen salvar las cosechas aunque cuando caen suele hacerlo de golpe, a raudales, con música por lo general de barimba como una buena samba y acompañada de truenos y fuegos de artificio, aunque sin pólvora, pero con mucha iluminación.
En esta borrasca que cuento, que ha dejado Navarra blanca y virgen para 3 meses al menos, nosotros hemos visto la pureza de la Blancura los dos últimos días, cuando al giro contrario de la borrasca al de las saetas del reloj, arrastró una buena porción de humedades mediterráneas que enjalbegaron montes, caminos, laderas, viñas y tostaron flores tempranas de almendro, pobres ellas, tan bellas, tan atrevidas... La ladera de las Terrazas del Mediterráneo se puso de boda princesa.
Buenos son unos 35 litros de agua sólida, que se desgrana poco a poco y humedece hasta los “tuétanos” las Tierras del Bobal.
Para no haber caído ni 7 litros en todo el invierno damos gracias a Febrero que se marcha raramente de hisopo.
Dejamos unas instantáneas que nos han gustado tomadas el día 1 de Marzo.
Ojala que la primavera nos remoje como a pollos en matadero, eso es lo que hay que desear!!